En nuestros días, es común ver como de la nada, un video o un escrito elaborado por un ciudadano de cualquier estrato social y/o grado académico se convierte en contenido catalogado como "viral" por su esparcimiento en el internet en cuestión de minutos u horas.
Debemos tomar en cuenta el auge de las redes sociales en conjunto con la penetración del internet y el cómo estas han potenciado no solo un cambio en la manera en que los medios de comunicación tradicionales (prensa escrita, radio y televisión) comparten información sino también en que abre la oportunidad a la ciudadanía de convertirse en "periodistas" ante cualquier evento y ejercer así parte importante del cuarto poder en red.
Por un lado, este fenómeno nos llama a ser responsables con la información que consumimos. No sabemos muchas veces la veracidad de lo que se comparte ni la credibilidad de quién transmite y por el otro, pecamos de inocentes cuando solamente compartimos, y peor aún, cuando generamos más contenido a partir de información a la cual no le hemos aplicado si quiera un balanceo de fuentes básico para corroborar que sea información certera. Al actuar de esta manera juzgamos a personas, empresas y entes gubernamentales sin tener al alcance un fundamento sólido ante la acción "denunciante". Y estas "denuncias" pueden incluso traer acusaciones penales.
Tenemos también que ver los lados positivos. Por ejemplo, una aplicación correcta del periodismo en red junto con una causa loable para el grueso de la población, potencializa el alcance de la causa en sí misma. Para ejemplo de los costarricenses, tenemos el caso del paso del Huracán Otto. Para nadie es un secreto que la red dinamizó (y lo sigue haciendo) el sentido de ayuda para con los damnificados; miles de internautas se prestaron a realizar guías de cómo donar, qué donar, en qué lugares hacerlo y otro sin fin de ejemplos. Pero inclusive en los términos positivos, debemos de estar alertas hacia lo que apunto en el párrafo anterior. No estamos exentos de quedar descubiertos ante personas inescrupulosas que quieran realizar daños a la moral, estafas y "crear" caos donde no lo hay.
Las redes sociales son el ágora del presente y futuro (?), sino incentivamos una mejora significativa en el individuo en temas como calidad, profundidad y respeto en debates, el ejercicio de la ciudadanía digital podría perderse como una forma interesante de plantear una alternativa de participación en las democracias actuales. Urge que en escuelas y colegios se nos enseñe sobre como corroborar información, como detectar noticias falsas, de las penas a las que nos exponemos por dañar el honor de una persona física o jurídica y a su vez, de cómo crear contenido de alta confiabilidad y apegado a datos reales.
Sin duda alguna la inter-conectividad y la rapidez de las comunicaciones actuales nos representa grandes desafíos, y está en nosotros como humanidad hacer que el uso de la tecnología de las redes sociales sea un beneficio y no un lastre.
*Estudiante ingeniería en sistemas.
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