Suelo soñar
despierto en otros planetas. Pienso a menudo, entre otras cosas, en la exactitud newtoniana del baile cósmico de
las bellas sinfonías matemáticas perfectas con que danzan los planetas y sus
lunas. Y así, como la masa de la tierra imperfecta no es suficiente para
atraer a la masa imperfecta de la luna- pero sí lo es para perfectamente
mostrarnos siempre su misma cara todas las noches- tampoco lo es para hacer de
ellas un solo cuerpo celeste. Es así como cobra sentido el hecho de que nosotros danzaremos por siempre en este cruce de
miradas. En este dime y te diré. Si no cedes, no cederé. Nos veremos por siempre y para siempre siempre la misma cara, como lo hacen la luna y la tierra; Porque solo
matemáticamente, puedo yo entenderte. Porque existes tal como te miro solamente
yo, en esta mi realidad y tal como sólo matemáticamente única es la manera y exacta la resolución en que puede
explicarse la danza cósmica del infinito es también la vía en como exclusivamente en mi realidad
existes.
La mejor manera de
entender tu sola existencia a partir de la mía con los números es. Así, como la única manera de
explicar la expansión infinita lo es. Nuestro encuentro fue como un big bang;
nuestro ser se condensó tanto en la realidad perpetua y aislada que explotamos
en nuestro encuentro, y ahora nuestra sola existencia basta para poder
explicar una sintonía exacta para nuestra unión infinita, esta danza
imperfecta, en la que solamente yo te miro de esta manera, y todo esto puede solo ser explicado
bellamente por los números exactos.
Y es que, tan
bellamente existo yo en tu propio universo, como tu existes solamente así de
esta manera en el mío. Giramos en un viaje cósmico el uno hacia el otro, tal
como giran las rocas bellas de los anillos de Saturno alrededor de su ser. Como viajan con perfección matemática los planetas alrededor de su estrella y
tal como Saturno no sería Saturno sin la existencia misma de sus acompañantes
eternas(esto por citar un par de ejemplos) no seriamos nada sin nuestro acompañamiento eterno. Nosotros tampoco existiríamos en nuestras realidades sin nuestra
interpretación de la realidad reciproca en que rondamos. Porque yo no soy tuyo,
ni tu eres mía. Nos acompañamos y viajamos en este viaje infinito, siendo dos
entes distintos, pero destinados a no ser, en nuestras realidades, el uno sin
el otro.
Como un teorema
matemático, así por la eternidad de las eternidades seremos. Así como las leyes
pitagóricas existen acá en la tierra, y allá en Aldebarán; así explicaran
futuras generaciones nuestro encuentro. Somos un único sistema, pero sin ser iguales,
porque como la hipotenusa, que nos une tal cual catetos fuéramos, no podríamos
ser el uno sin el otro en esta expresión matemáticamente perfecta que somos.
Tu brillas con tu luz, y yo con la mía propia. Giramos y giramos, sin encontrarnos. Como dos grandes estrellas binarias somos. Una medida de tiempo giras y órbitas vos alrededor mío con tu luz propia opacando la mía. En otro tiempo, opaco yo la luz tuya, brillando con mi luz propia. Girando sobre mi propio eje y órbitando alrededor de tu existencia. Y si al fin llegara el día en que nuestras fuerzas se encuentren, tal sería la implosión de energía cósmica, que el agujero negro de sentimientos provocados nos absorbería, seríamos un sólo objeto durante un tiempo. Un agujero de gusano nos arrojaría en otra galaxia, en otro tiempo y espacio. Más sin embargo, buscaríamos la forma de ser otra vez dos entes distintos, dentro de un solo sistema, para apartarnos y regresar a este baile celestial que sólo con números podemos entender.
Tu brillas con tu luz, y yo con la mía propia. Giramos y giramos, sin encontrarnos. Como dos grandes estrellas binarias somos. Una medida de tiempo giras y órbitas vos alrededor mío con tu luz propia opacando la mía. En otro tiempo, opaco yo la luz tuya, brillando con mi luz propia. Girando sobre mi propio eje y órbitando alrededor de tu existencia. Y si al fin llegara el día en que nuestras fuerzas se encuentren, tal sería la implosión de energía cósmica, que el agujero negro de sentimientos provocados nos absorbería, seríamos un sólo objeto durante un tiempo. Un agujero de gusano nos arrojaría en otra galaxia, en otro tiempo y espacio. Más sin embargo, buscaríamos la forma de ser otra vez dos entes distintos, dentro de un solo sistema, para apartarnos y regresar a este baile celestial que sólo con números podemos entender.
Así es, en resumidas
cuentas esta danza cósmica nuestra que viaja por el infinito; Tú no eres tú, y
yo no soy yo. Los dos somos el otro solamente desde nuestras realidades, y esto
es tan bello y exacto, como la matemática. Tan duradero como un teorema y tan
hermoso como un misterio universal.
Imagen Tomada del sitio web de la nasa.
Imagen Tomada del sitio web de la nasa.
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