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Por: Johao Larios, estudiante Ingeniería en Sistemas. Julian Assange,     fundador de Wikilieaks-esa organización que hace temblar a ...

jueves, 23 de junio de 2016

Danza cósmica

Suelo soñar despierto en otros planetas. Pienso a menudo, entre otras cosas, en la exactitud newtoniana del baile cósmico de las bellas sinfonías matemáticas perfectas con que danzan los planetas y sus lunas. Y así, como la masa de la tierra imperfecta  no es suficiente para atraer a la masa imperfecta de la luna- pero sí lo es para perfectamente mostrarnos siempre su misma cara todas las noches- tampoco lo es para hacer de ellas un solo cuerpo celeste. Es así como cobra sentido el hecho de que nosotros danzaremos por siempre en este cruce de miradas. En este dime y te diré. Si no cedes, no cederé. Nos veremos por siempre y para siempre siempre la misma cara, como lo hacen la luna y la tierra; Porque solo matemáticamente, puedo yo entenderte. Porque existes tal como te miro solamente yo, en esta mi realidad y tal como sólo matemáticamente única es la manera  y exacta la resolución en que puede explicarse la danza cósmica del infinito es también la vía en como exclusivamente en mi realidad existes.

La mejor manera de entender tu sola existencia a partir de la mía con los números es. Así, como la única manera de explicar la expansión infinita lo es. Nuestro encuentro fue como un big bang; nuestro ser se condensó tanto en la realidad perpetua y aislada que explotamos en nuestro encuentro, y ahora nuestra sola existencia basta para poder explicar una sintonía exacta para nuestra unión infinita, esta danza imperfecta, en la que solamente yo te miro de esta manera, y todo esto puede solo ser explicado bellamente por los números exactos.

Y es que, tan bellamente existo yo en tu propio universo, como tu existes solamente así de esta manera en el mío. Giramos en un viaje cósmico el uno hacia el otro, tal como giran las rocas bellas de los anillos de Saturno alrededor de su ser. Como viajan con perfección matemática los planetas alrededor de su estrella y tal como Saturno no sería Saturno sin la existencia misma de sus acompañantes eternas(esto por citar un par de ejemplos) no seriamos nada sin nuestro acompañamiento eterno. Nosotros tampoco existiríamos en nuestras realidades sin nuestra interpretación de la realidad reciproca en que rondamos. Porque yo no soy tuyo, ni tu eres mía. Nos acompañamos y viajamos en este viaje infinito, siendo dos entes distintos, pero destinados a no ser, en nuestras realidades, el uno sin el otro.

Como un teorema matemático, así por la eternidad de las eternidades seremos. Así como las leyes pitagóricas existen acá en la tierra, y allá en Aldebarán; así explicaran futuras generaciones nuestro encuentro. Somos un único sistema, pero sin ser iguales, porque como la hipotenusa, que nos une tal cual catetos fuéramos, no podríamos ser el uno sin el otro en esta expresión matemáticamente perfecta que somos.


Tu brillas con tu luz, y yo con la mía propia. Giramos y giramos, sin encontrarnos. Como dos grandes estrellas binarias somos. Una medida de tiempo giras y órbitas vos alrededor mío con tu luz propia opacando la mía. En otro tiempo, opaco yo la luz tuya, brillando con mi luz propia. Girando sobre mi propio eje y órbitando alrededor de tu existencia.  Y si al fin llegara el día en que nuestras fuerzas se encuentren, tal sería la implosión de energía cósmica, que el agujero negro de sentimientos provocados nos absorbería, seríamos un sólo objeto durante un tiempo.  Un agujero de gusano nos arrojaría en otra galaxia, en otro tiempo y espacio. Más sin embargo, buscaríamos la forma de ser otra vez dos entes distintos, dentro de un solo sistema, para apartarnos y regresar a este baile celestial que sólo con números podemos entender.

Así es, en resumidas cuentas esta danza cósmica nuestra que viaja por el infinito; Tú no eres tú, y yo no soy yo. Los dos somos el otro solamente desde nuestras realidades, y esto es tan bello y exacto, como la matemática. Tan duradero como un teorema y tan hermoso como un misterio universal.

Imagen Tomada del sitio web de la nasa.
 

martes, 21 de junio de 2016

Caos entre la monotonía citadina: La muchacha del bus.

Micro-historia #3:

La chica del Bus. Imagen por Maryan Palavicinni. Instagram: @marypalavicini

Durante una temporada, mi rutina era más o menos así: Tomar el bus de Zapote a Chepe, de Chepe a Cartago centro, bajarse en la legítima última parada, caminar hasta el Max Peralta y tomar el bus que me llevaría hacia la zona industrial. Llegar a la zona, bajarse en la fábrica de pantalones. Sacar la tarjeta de entrada para que el guarda con el saca-bocados afirmara que entraba a la hora correcta. Seguir directo hacia la cocina, que por cierto contaba con dos micro-ondas para 200 empleados, buscar espacio en la refri para guardar el almuerzo preparado por la mama de uno era una faena complicada.

Si no topaba con suerte, tocaría dejarlo dentro del bolso y esperar que no se pusiera feo -lo más weiso, es que había veces que cuando uno abría el bulto para la "burra" a las 11:00 ya la cosa olía a pura leche agría- "Tocará botar esta vara para que mi mama no se enoje e ir a comprar un casadito donde Sandra". Aunque el arroz y los frijolitos eran sabrosos, la soda esquinera era famosa por que su carne tenía un toque especial, único en la zona. Cuentan los cuentos de fábrica, que una vez un pobre muchacho tratando de cortar el bisteck del casadito, terminó rompiendo el plato primero. Otra opción que tenía era la de gastar unos cupones de comidas rápidas que nos regaló unos meses antes un gringo que vino a hablar a favor del TLC y sus maravillas. Esa misma vez, conocí a Oscar Arias y nos aseguró que dentro unos años todos tendríamos Mercedes Benz y que las fábricas serían más bonitas. ¡Hasta habría posibilidad de comprar más microondas!

 Pero bueno, me desvié un poco. La rutina era básicamente esa. Tomar dos buses de ida, almorzar. Tomar café por la tarde, tomar dos buses de vuelta para Zapote. Los días y los meses transcurrían sin pena ni gloria. Todos los días, despertar a las 530 am. Tomar café sólo en la choza porque ni mis hermanillos se habían levantado. Echarse una wateada rápida pa' ahorrar en los gastos de la luz, porque bien se sabe que esa vara chupa mucha corriente. Ponerse el pantalón de trabajo que nos daban en la fábrica (se lo iban rebajando a uno por quincena, es que entre tantos empleados seguro les sale caro regalarlo). Salir de la casa, caminar hasta la entrada por donde está el súper del chino y esperar el bus que lo lleva a uno pa chepe. Un día de tantos, la rutina cambió un poco. Cuando uno tiene meses de utilizar la misma ruta, a la misma hora, todos los días. Los rostros de la calle se tornan familiares, entran como en una realidad estancada entre el ser desconocido y una cara reconocida. Así, de tanto en tanto, empiezan a cruzarse los buenos días y las sonrisas entre las miradas que coinciden todos los días. Aunque lo anterior lo tengo claro hace un rato ya, nunca fui de los que me adecué al medio, raramente intercambiaba buenos días. Mucho menos sonrisas, siempre esquivaba miradas pero; una buena vez, como un balde de agua fría. Sin querer. Me perdí en unos ojos negros.

 La tal fulana, traía un uniforme del banco de Costa Rica, en una de sus manos, traía un libro de color rojo, del cual no pude ver el nombre. En el otro brazo un enorme bolso negro casi tan negro como su cabello. De Cejas tupidas. No se me olvida que tenía un lunar café "borroso" en uno de sus cachetes. Labios pintados de rojo, pa' que le combinaran con el rojo del uniforme del banco. No sé por qué, pero el medio segundo en que cruzamos miradas cuando ella llegó a la parada en la que yo estaba, bastó para hacerme sentir un retorcijón en la panza bien bravo. Igual, no le di mucha pelota. Era una cara más, que tal vez se uniría al coro de la rutina diaria y se perdería entre la monotonía de la ciudad.

Los días pasaron. Un día. De repente, ya estando dentro del autobús. Sentí una vibra extraña proveniente de la chavala que se sentó a la par mía (que valga aclarar me traía "de un huevo" porque no paraba de maquillarse y con cada pasada que la daba al broche en el cachete derecho me metía un codazo). Me estaba conteniendo, mirando para la ventana, hasta que me sacó de quicio y me volví para decirle algo. ¡Era la tal fulana! No pude sacar palabra alguna, reconocí su lunar café borroso, y esta vez, al estar más cerca, me di cuenta que tenía unos ojos negros tan oscuros como puede ser la oscuridad de las Fosas Marianas. Me puse incomodo nivel Dios. Por dicha la mae se bajó dos paradas después. Pero la nervia no se me quitó hasta que llegué a la fábrica. Esa noche, no dormí. El suceso se repetía muchas veces en mi mente. No podía olvidar ese negro tan profundo del color de sus ojos.
Al día siguiente, empieza un cambio en la rutina. La mae se vuelve a sentar a la par mía. Esta vez, la atisbé a ver si se subía en el bus. Por dicha nadie venía a la par, y ella se sentó allí. Me incomodé otra vez, pero esta vez me hice a un ladito para que no me "codeara". Esta escena se repitió varias veces. Muchas veces me animaba a intentar ver qué era lo que estaba leyendo. Años después, leyendo a Oscar Wilde, supe que el libro de la tal fulana era un compilado de cuentos del escritor inglés:

 "-Creo que, por fin, ha llegado la primavera- dijo el gigante; y saltando de la cama miró el exterior. ¿Qué es lo que vio?... "

 Conforme ese nuevo cambio se introdujo en la rutina, yo experimenté cambios. Ahora me rasuraba todos los días y hasta aplanchaba la camisa. Inclusive ahorré una semana para comprar un bultito nuevo para el almuerzo."-Tal vez, esta vez pueda preguntarle la hora, preguntarle discretamente que qué libro leía."(En esos tiempos no existía el teléfono celular, o al menos no era muy común) . No sé, todos los días una excusa me inventaba, excusa que se me esfumaba al tenerla cerca. Es decir, estando a su lado, perdía el don del habla. Era incapaz de pronunciar palabra alguna. Yo muy bien lo sabía, pero creo que me fascinaba imaginarme las conversaciones que podría tener con ella. Tal vez hasta en algún punto podíamos coincidir. Aunque, en parte ese miedo era porque ella se veía muy ejecutiva, seguro hasta estudiada era y uno, con costos le alcanzaba pa' los pases y pagar dos materias o una de la universidad. -"Tal vez Oscar Arias tenga razón, y con el TLC venga más platita", nos gustaba pensar a los compañeros de trabajo.

 Un buen día, me animé y le dije: -Buenos días. -Buenos días señorito, contestó la tal fulana. Con una sonrisa perfecta que causó estragos en mi estomago. Al rato después, -Hasta luego, dijo la tal fulana... Contesté con un silencio sepulcral, como esos silencios que deben de existir en el espacio infinito, en esos vacíos infinitos que existen entre dos entes en el espacio exterior, esos silencios que aterran. Nunca se me olvida, que ese día en las noticias hablaban de un tal memorandum, y por la tele salía un diputado con acento español. Muy bravo él, por ese tema. Y no sé por qué, pero me gustaba mucho como él hablaba, y todo lo que decía. Me parece que era de apellido Merino, o algo por el estilo.

Bastó un cambio drástico. Basto con que "tuviera huevos", como decían mis amigos que me animaban a hablarle a "la doña del bus", bastó eso para que la aventura acabara. Al día siguiente, la tal fulana no se montó. El día siguiente, no se montó. Al día siguiente, del día siguiente tampoco. "Seguro está de vacaciones, apenas vuelva le preguntaré que qué se había hecho, tal vez de un tono jocoso le diré: -¿¡y diay!? Estaba perdidilla ¿ah? O tal vez la recibiría con un -¿Qué? ¿Pura vida...?".

Pasaron las semanas, y nada. Ni si quiera su perfume se atrevía a rondar por los caminos de la monotonía de ese entonces. A veces la ciudad es injusta, nos cambia la rutina de su propia existencia. Nos da algún aire de esperanza de cambio. Y de la misma manera en que introduce un cambio fuerte en su repetición infinita que nos agrada, nos lo arrebata. Y aunque me puse triste un tiempo, y ni siquiera la sonrisa que me hacía la cajera nueva del Más x Menos donde compraba la caja de cigarros me hacía olvidar ese rejuntado de sucesos, pienso que al menos me quedó el bolso nuevo para el almuerzo. Conforme fue pasando el tiempo, acepté esta nueva condición en la rutina aunque sé que nunca sabré el nombre de la muchacha del bus.

"Una mañana el gigante yacía despierto en su cama, cuando oyó una música deliciosa. Sonaba tan dulcemente en sus oídos que creyó sería el rey de los músicos que pasaba por allí. En realidad solo era un jilguerillo que cantaba ante su ventana, pero hacía tanto tiempo que no oía cantar un pájaro en su jardín, que le pareció la música más bella del mundo. Entonces el Granizo dejó de bailar sobre su cabeza, el Viento del Norte dejó de rugir, y un delicado perfume llegó hasta él, a través de la ventana abierta. "- El gigante egoísta, Oscar Wilde.

lunes, 13 de junio de 2016

Crítica serie TV: The Black Mirror, una mirada al mundo tecnologico actual.

La cosa es que.... para ver por donde empiezo. Ya sé. El tema es que, como diría uno de mis hermanos: -"Mae, a Ud. si le gustan cosas raras". Con este previo aviso, trataré de explicar como es que llegué a encontrar lo que considero ahorita una de las mejores series televisivas que he visto. Diría que está en mi top 5.

 Aunque esa frase que dicta mi hermano con gran determinación, en no pocas situaciones, da para analizarla para arriba y para abajo, sobre todo por el concepto de "rareza". Esta no es ocasión para ello. Siguiendo con lo que atañe, soy un gran seguidor del grupo español de rap subversivo "Los Chikos del Maíz". Los chikos( a los cuales les dirigiré un buen post'' en otro tiempo venidero), sacaron hace poco(abril 2016) lo que ellos consideran será su EP  de despedida al menos por un tiempo. El disco se titula Trap Mirror, y en su intro sale la voz de un chavalo criticando ampliamente el actuar de la sociedad tecnológica actual y -"¡Joder! que crítica más buena" pensé cuando lo oí por primera vez.

"Así nos hablamos entre nosotros y nos expresamos: comprando mierda. ¿Nuestro mayor sueño? Es comprar una gran gorra para nuestro querido avatar. ¡Una gorra que no existe!, ni siquiera está ahí. Compramos mierdas que no existen. Mostradnos algo que sea real y libre. No podrías, ¿verdad?. Nos mataría, estamos aletargados. Nuestra mente se ahogaría."

Como a la cuarta vez que oí el disco, me dio por buscar en internet información sobre él y esa intro.  Así fue como llegue a dar con la sublime serie de televisión británica The Black Mirror.

Según su creador, Charlie Brooker, en la serie "cada episodio tiene un tono diferente, un entorno diferente, incluso una realidad diferente, pero todos son acerca de la forma en que vivimos ahora - y la forma en que podríamos estar viviendo en 10 minutos si somos torpes"(1).

Por ahora la serie cuenta con dos temporadas de 3 episodios cada uno, y un especial de navidad de 90 minutos, el cual es una joya de trama psicológica.  Y ya se anunció que Netflix está produciendo 12 episodios para la tercera temporada.

Espero no hacer spoiler pero; se han puesto a pensar ¿como serán en un futuro las democracias?, ¿Cómo será el ciber-terrorismo?.¿Si viviremos en contacto con la naturaleza o pegados a pantallas? ¿Como será nuestra vida cotidiana?¿como serán las cárceles, el periodismo, las nuevas profesiones?

Como toda serie, sucede en un par de episodios que quizás ya uno antes de que termine sabe por donde va la trama final, o en otros, el giro que da es sencillamente genial. De igual manera, lo mantiene a uno en vilo, en cada uno de sus episodios.



¿Y qué significa Black Mirror?:
En palabras de Brooker:  "Si la tecnología es una droga -y se siente como tal- entonces, ¿cuales son los efectos secundarios?. Esta área -entre el placer y el malestar- es donde Black Mirror, mi nueva serie, está establecida. El "espejo negro" (black mirror) del título es lo que usted encontrará en cada pared, en cada escritorio, en la palma de cada mano: la pantalla fría y brillante de un televisor, un monitor, un teléfono inteligente."

Y es que, si lo analizamos bien.  Si nos detenemos por un instante. Estamos rodeados de pantallas las 24 horas los 7 días a la semana todo el año. Y ¿Cómo no?  Si a través de ellas podemos vivir otras realidades, como cuando vemos conciertos, seguimos políticos, guerras, lo último en tecnología u otros sucesos que suceden en otras latitudes. Procesamos como nunca antes  información, que de otro modo, no podría ser consumida. Podemos revisar hasta nuestros datos personales, hacer transferencias electrónicas, podemos darle vida a personajes ficticios en las realidades de los múltiples universos de los video juegos.

Pero, el terror, la congoja, el sentimiento de soledad. El verdadero impacto con la realidad mundada fuera del mundo conectado se da cuando una pantalla está "apagada" es decir, sin emitir luz alguna. Es entonces, en ese instante cuando quedamos frente a ese espejo negro. El mismo espejo negro que nos hace ver lo que queda del homo-sapiens que está pegado en la pantalla del dispositivo que está utilizando ese momento. Reflejo que hace muchas veces sentirnos mal. En el fondo, a todos nos ha pasado. ¿Han sentido desesperación cuando se les apaga el teléfono en una "importante" conversación con la persona que ud piensa es la indicada? es decir, ¿Ha sentido su desesperación por conseguir un cargador para continuar con lo que sea que está haciendo, ha visto esa frustración que sale de las entrañas reflejada en ese cruel espejo negro? ¿En medio de una importante maratón de series, se ha ido la luz y la pantalla de TV lo único que proyecta es la imagen de un humano, acostado, en soledad?- ¿Ha sentido la carne de gallina al ver algún mensaje de texto?  ¿Se está haciendo el desinteresado(a)?¿Se queda segundos, hasta minutos, viendo en la palma de su mano ese espejo negro?-¿Qué hago?-¿Qué le contesto? Vamos a aplicarle el visto. Vamos a bloquear. Bloqueemos a esa persona, a ese grupo de whatsapp en el que estoy. Saquemos de mi realidad(mi realidad virtual, eso que no quiero que exista' en mi realidad tangible-Aquí se vuelve interesante la filosofía existencialista respecto a la existencia cibernética de otro yo, y el ser del yo fuera de ella-). Miles de casos se me vienen a la mente. Tal vez el lector ya está dimensionando los casos en los que le sucede.

Mi familia, mis seres queridos. Mis compañeros de trabajo, mis compañeros de la U. Mis más de 1000 "amigos" de las redes sociales, están a una pantalla de distancia, a un click. Están tan cercanos como para buscar su numero telefónico(buscar, porque ya no nos los sabemos de memoria) o un mensaje por otra red social. Una distancia que se achica cuando la pantalla está encendida, y que se alarga en tiempo y espacio, cuando el fucking Black Mirror está en frente mío. Se hace eterna la distancia, y la soledad golpea fuerte y concisa. O, por el contrario, trae paz. La paz que queda después de gastar neuronas frente a pantallas todo el día. La paz de estar desconectado. Porque estar al pendiente de las notificaciones que esperamos que lleguen, cansa. Cansa por esas ansias de pensar en esperar si quiera que lleguen.

 Maldito espejo negro. Maldito espejo de la sociedad actual. Son las 3 de la mañana, posiblemente ahorita cuando apague la laptop, me quedaré viendo mis ojeras frente al black mirror que refleja mi cara en ese instante. Pensaré en la contradicción de estar escribiendo esto, con crítica a la sociedad tecnológica moderna que ayudo a construir de alguna manera con mi profesión de informático. Contradicción con la que tendré que vivir. Voltearé mi teléfono que tengo boca abajo para no distraerme, veré otro espejo negro. Encenderé la pantalla. Revisaré con algo de esperanza que estén en mi bandeja de notificación de mensajes los whatsapps que espero que existan para ''poder contestar uno a uno con ansias. Apagaré el teléfono. Veré otra vez la pantalla negra. Encenderé el televisor para buscar algo aburrido que me haga dormir para socavar este maldito insomnio. Probablemente no encontraré nada. Apagaré la pantalla de TV. Será la tercera vez que la pantalla negra pasa por mis ojos en menos de media hora. Pensaré nuevamente en las contradicciones. Pensaré en que hacer a partir de que me levante para cambiar esto. Aunque sé, que en el fondo, lo primero que haré al despertar es ver la pantalla negra de mi celular.



Links de referencias:
http://www.mondosonoro.com/entrevistas/chikos-del-maiz-trap-mirrror-entrevista/

http://www.publico.es/culturas/chikos-del-maiz-trap-mirror.html

 https://www.theguardian.com/technology/2011/dec/01/charlie-brooker-dark-side-gadget-addiction-black-mirror

Cuando el amor se transforma en propiedad privada



De la familia, la propiedad privada y el asesinato del joven Cruz.
El amor propietario. Voy a citar a un amiguito, que a su vez citó hoy, si no me equivoco a Zizek: "El tener se antepone al ser, la humanidad moderna deja de lado los principios por alcanzar ideales sin sentido". En este caso, el de las posibles co-autoras intelectuales, como muchos hombres y mujeres por igual intentan mantener ese tener a toda costa. Tener a esa persona que les llena la vida de felicidad y-colocar aquí todas las cosas bonitas que su idea de realización personal a partir del amor de pareja le hacen sentir que querer tener pareja para su realización interior es el sentimiento más cool y hermoso de la vida actual-. En este sentido, la otra persona se convierte en un objeto. Un objeto de mi propiedad. Un objeto como un lápiz, o un carro. -Mae, ahora me topé a "su mujer". -Mae, "su marido" si que jode la insistencia.


¡Eligir! ¡Sí! Elegir pareja se torna en un proyecto casi como un proyecto empresarial para alcanzar un algo que me ayudará a sentirme-en muchos casos superior- mejor a como estaba yo en mi pasado, como es un proyecto a futuro, sería en mi yo actual. Es por lo anterior, que analistas salen diciendo por la tevé que lo que sufre la presunta es un síndrome de sobre apego. Pero, aquí es a lo que quería llegar. Ese sobre apego, no es en muchos casos un apego meramente de amor puro (sí, que romántico e idealista que eres johi). Es el del apego material. El hecho de que se nos enseñe a amar cosas, hace que implícitamente aprendamos también a digamos, cosificar el amor. A convertirlo en un objeto -inmaterial-. Aquí viene lo interesante del caso. A ver, a ver... tal vez ya sepan de qué se trata. Pues sí, ¡Surge el egoísmo! .Si yo no le tengo, si no tengo esa cosa que me hace feliz, nadie más puede tenerlo (celos). Entonces, mi reacción es la de eliminar esa cosa, para que no haga feliz a nadie más porque yo no puede ser feliz a partir de esa cosa. Es decir, no puedo ser sin tener. Sin tener no puedo ser.
Lo anterior, era lo grueso del post. Sin embargo, anoto unas cuantas lineas más que querían salir y quedar plasmadas.

En cierto sector, pareciera ser que se minimiza la muerte de un ser humano que puso en la opinión un tema tabú en la sociedad costarricense: el acoso.
Lo excepcional. Se minimiza también el hecho central que hizo que el nombre de Gerardo le diera la vuelta al mundo. Tuvo las agallas de denunciar un acto bochornoso del diario vivir al que todos simplemente le voltean la cara.
De la familia. ¿Por qué es importante mencionar la familia? Criterios van, criterios vienen. Muchos de ellos basados en que cómo es posible que el ejemplar muchacho, un muchacho de bien, al que se le veía en las noticias muy feliz con su ejemplar familia -del siglo XX, valga la aclaración- pudo estar(-Sí, pudo. En tiempo pasado) con una dama que le lleva unos años de más y que además es madre.
Acuse de recibo. Sector pro-igualdad de género desde la perspectiva de las nuevas masculinidades: -Ahora nadie habla del tema porque no fue un femicidio, si fuese un femicidio ya estarían esas viejas locas haciendo berrinche.
Recibido y respuesta. Sector pro-igualdad de género desde la lucha feminista: -Sí, ahora están tratando de minimizar los femicidios.-Con la lamentable noticia de las dos mujeres que murieron hoy a machetazos en Barva de Heredia- ¡Patriarcales!¡Ahora no van a decir que esto es femicidio!. Y así seguirá la discusión por los siglos de los siglos. Hasta que no dejen este jueguito de acuse de recibo, responda, que le respondo. ¡Parecen la vieja izquierda!, buscando la paja en el ojo ajeno en vez de caminar juntitos de la mano en pro de la nueva humanidad a la cual las dos corrientes filosóficas aspiran.

viernes, 3 de junio de 2016

Cuento Corto: Pequeño diario de invierno. Un tico casual.




Me levanto tarde, le echo la culpa a la batería del celular que olvidé cargar por la noche. Culpabilidad del PseudoAgente.
Abordo un autobús del "tercer mundo" y pienso: -Si tan solo nos hubieran conquistado los ingleses y no los españoles. Seriamos del primer mundo, con auto-pistas gigantes y todos tendríamos nuestro auto del año o viajaríamos en servicio público de primera -¡Como Panamá mae!-¡Esos maes si conocen! Culpabilidad de la PseudoExplicación.
Limpieza de conciencia. Llegando a la capital, voy tarde (por culpa del celular). Compro un café rápido para llevar en la primera panadería colombiana esquinera que me encuentro. Como soy buena persona (y no porque voy tarde) le digo a la muchacha que se quede con las 35 cañas que me sobran de los 1500 pesos con los que pagué. Fijo a ella le sirven más que a mí. –No se preocupe señora, quédese con el vuelto. Sí sí, déjeselos.
EL gobierno, maldito gobierno. Bebo dos sorbos, camino dos cuadras por la avenida central. Bebo otros tres sorbos, alzo la vista para admirar los querubines que custodian la entra principal del Teatro Nacional. -Que asco este gobierno, no puede ni limpiar la ceniza. Pienso en que a la Alejandra tal vez le guste venir a ver “Franquestain”. –Esa mae lee mucho, si me pego las entradas la traigo. ¡Que bicho que soy!... Me quemo la boca porque un vendedor ambulante me mete un codazo mientras huye de los municipales. ¡Agarrelo agarrelo!, deporsí nada tiene que estar haciendo aquí ese vagabundo.
Sigo con mi vida. En el mismo instante en que le echo la culpa al alcalde diamante por el estado de los adoquines, me cercioro que nadie me vea y tiro la bolsita de la enchilada con papa y la taza de cartón del café al caño. ¡Puta, que madre! -La cochinada esa no se fue en el hueco porque está lleno, mañana que vengo temprano de fijo si hay campo. -Mañana le gano al mae que siempre tira esa bolsa de tacobell. Vuelvo a ver pa' tras y viene la señora que limpia caños. -¡Qué salvada! Ahí viene la doña que limpia. ¡Para eso le pagan! Sigo dos cuadras hacia el oeste y doblo por el banco negro... ¡Qué asco este olor a basura! ¡A esta hora! ¡Ay, si todos pensáramos como gringos!... Maldito tercermundismo... Maldito gobierno. ¡Me cago en los diputados! –Esos vagos nada hacen, deberían ponerlos a limpiar caños.
La hora tica. 8:20 marca el reloj deportivo de la muñeca. Hago una finta y entro por detrás de otro compañero que utiliza su badge para entrar. ¡Qué inteligente que soy! así no marco mi hora entrada, ahora le cuento por el wha a María, fijo se ríe. Si me preguntan (nunca preguntan) diré que perdí el gafete. Sin recordar que ya lo llevaba puesto en el cuello....¡Shit! ¡ya la jefa me vio el gafete! -"De por sí, todo el mundo entra tarde. Vale mierda"...Ya no tengo que contarle a la María.
"Vida" en redes. Después de tomar otra taza de café, repasar las noticias de La Nacion y el feednews de mi feis, me lavo los dientes. Me veo al espejo. -"Este finde si voy a la playa y me tomo fotos con la Rebeca. ¡Jueputa yo que voy!". Termino de acicalarme el pelo. Vibra el teléfono. ¡Ay este cabrón de Alfonso, mandando pelos a esta hora jaja!
La rutina. 4:45pm. Tengo listos mis útiles de trabajo en el bolso. Mi turno termina a las 5. Salgo del trabajo puntual. Porque yo soy muy puntual. Hoy llegué tarde por culpa del cel. Si tuviera el nuevo “aifon” eso no me pasa. ¡La batería le dura dos horas! Salgo del brete, camino dos cuadras. Abordo el bus. -Yyyy mae, apenas me subí, la fila que se hizo. ¡Qué baldazo! ¡Maldita naturaleza! ¡Que arranque esta vara ya! Se va a llenar.....
Dos horas metido en este maldito bus y apenas voy por la asamblea. ¡Me cago en Jhonny! ¡Me cago en esta lluvia! -Si tan solo hubieran más basureros. ¡Jueputa Luisgui allá en Italia haciendo nada! ¡Ese mae tiene que estar aquí!-¿Verdad mae? me dice un señor que me oyó mientras pienso en voz alta.... ¡jueputa yo que hoy no se me olvida poner a cargar el cel! ¡Jueputa que mañana le gano al mae que desayuna en taco bell!...Mañana si le hablo a aquella guila! ¡Puta!, ya ni me acuerdo como se llama. ¡Malditos ticos y su mediocridad! ¡Si tan sólo!.....¡Si tan solo...! si tan.....
Se mueve, se mueve... que salvada, ya se mueve esta vara, ahora sí. (mientras me froto las manos) Llego a la choza, unas birritas y posteo en face en contra de luisgui para que me den likes.



Imagen tomada de Diario Extra.